sábado, 26 de noviembre de 2011

Cuento con sabor a mar - Fiesta Fin de Año









Esta historia que te voy a contar sucedió junto al mar,
cuando el sol ya se iba a descansar.


 Una hermosa sirena caminaba de aquí para allá, de repente 
 unas gotitas la empezaron a mojar. Pensó que eran las olas
 que tenían ganas de  jugar, pero  levantando la vista, vaya  
 que desilusión!! Eran lagrimitas  de tristeza, esas que salen
 del corazón.      
       Lucerito, una nena como vos, lloraba abrazada a su alcancía
       y una y otra vez repetía: ¿qué les voy a regalar? ¿qué les voy
       a  regalar?  Estas  poquitas  monedas  para  nada  me van a           
       alcanzar. Fue  entonces que  la  sirenita  comprendió  tanta        
      desilusión. Claro, mañana domingo  es el día de  la familia y     
       Lucerito está preocupada porque con sus ahorros no puede
      comprar un regalo para ellos.


  
       La sirenita muy astuta se internó en el fondo del mar. Y allí
       reunió  a  todos sus  amigos:  las perlas, los  cangrejos, las    
       medusas,  los caballitos  de mar,  los peces,  los delfines  y   
       y  hasta  los  terribles  tiburones  y  les  dijo : necesitamos 
      encontrar con urgencia una buena solución  para ayudar a
      mi amiga Lucerito, así que se ponen en marcha. Esta noche
      hay mucho que trabajar!!  
     




Todas las ostras en ronda se ponen a enhebrar una perla y
otra perla para el collar de la mamá.


En las grutas marinas no se puede molestar a los alegres 
cangrejitos que caminan para atrás, con sus piedras tan
lustrosas un sillón confeccionarán.







Las medusas bailarinas a Lucerito intentan consolar ,
bailando y bailando un rato la alegrarán.





Los caballitos de mar en sus carretillas cargan muchas plantas
para la casa poder adornar







En medio de tanto trabajo los peces juguetones invitan a
Lucerito a jugar con sus burbujas de colores.



Los pulpos de ocho brazos tejen sin parar con hilos
de algas una red de pesca van a confeccionar.


De repente un estrepitoso ruido se escuchó en el lugar, eran
los terribles  tiburones que  llegaban para  asustar, pero  por
suerte  eso se  pudo  solucionar, los  simpáticos  delfines se
propusieron ayudar calmando a  los tiburones, invitándolos
a jugar.







Lucerito se había quedado dormida, su amiga la sirenita la
despierta y cuando abre los ojos  encuentra  las sorpresas 
sobre la arena: un collar para su mamá, la red de pesca para 
su papá, un sillón de piedritas para Juanita su hermana y....
una caracola. Lucerito la toma en sus manos y con la ayuda
de la sirena se la apoya en la  oreja y escucha  sus  sonidos. 
La  sirenita  le  dice  a  Lucerito:  todos  estos  regalos se
hicieron  con  mucho  amor,  tus  amigos  trabajaron
pensando en vos, las ostras, los cangrejos, los caballitos
de  mar,  los  peces,  los  delfines  y  hasta  los  terribles
tiburones.   Estos  regalos  no  valen  nada  si  no  van
acompañados por tu calor, el calor del abrazo a tu papá,
de tus besos  a  tu  mamá,  el  calor  de  tus  manos  que
acarician  los  rulos  de  tu  hermana.  Así  que  ahora 
llevalos a tu casa, el sol ya está asomando y el día de
la familia ya está por comenzar. 
                                      



Y así se termina este cuento, que es un invento que nos gustó inventar. Por eso los invitamos a que vuelvan a empezar, pero esta vez no será en la playa, puede ser otro lugar, en el campo, en la montaña o tal vez en la ciudad...

Gracias Adriana Cistari por las fotos.