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Esta historia que te voy a contar sucedió junto al mar,
cuando el sol ya se iba a descansar. |
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Una hermosa sirena caminaba de aquí para allá, de repente
unas gotitas la empezaron a mojar. Pensó que eran las olas
que tenían ganas de jugar, pero levantando la vista, vaya
que desilusión!! Eran lagrimitas de tristeza, esas que salen
del corazón.
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Lucerito, una nena como vos, lloraba abrazada a su alcancía
y una y otra vez repetía: ¿qué les voy a regalar? ¿qué les voy
a regalar? Estas poquitas monedas para nada me van a
alcanzar. Fue entonces que la sirenita comprendió tanta
desilusión. Claro, mañana domingo es el día de la familia y
Lucerito está preocupada porque con sus ahorros no puede
comprar un regalo para ellos.
La sirenita muy astuta se internó en el fondo del mar. Y allí
reunió a todos sus amigos: las perlas, los cangrejos, las
medusas, los caballitos de mar, los peces, los delfines y
y hasta los terribles tiburones y les dijo : necesitamos
encontrar con urgencia una buena solución para ayudar a
mi amiga Lucerito, así que se ponen en marcha. Esta noche
hay mucho que trabajar!!
Todas las ostras en ronda se ponen a enhebrar una perla y
otra perla para el collar de la mamá. |
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En las grutas marinas no se puede molestar a los alegres
cangrejitos que caminan para atrás, con sus piedras tan
lustrosas un sillón confeccionarán.
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Las medusas bailarinas a Lucerito intentan consolar ,
bailando y bailando un rato la alegrarán. |
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Los caballitos de mar en sus carretillas cargan muchas plantas
para la casa poder adornar |
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En medio de tanto trabajo los peces juguetones invitan a
Lucerito a jugar con sus burbujas de colores. |
Los pulpos de ocho brazos tejen sin parar con hilos
de algas una red de pesca van a confeccionar.
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De repente un estrepitoso ruido se escuchó en el lugar, eran
los terribles tiburones que llegaban para asustar, pero por
suerte eso se pudo solucionar, los simpáticos delfines se
propusieron ayudar calmando a los tiburones, invitándolos
a jugar.
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Lucerito se había quedado dormida, su amiga la sirenita la
despierta y cuando abre los ojos encuentra las sorpresas
sobre la arena: un collar para su mamá, la red de pesca para
su papá, un sillón de piedritas para Juanita su hermana y....
una caracola. Lucerito la toma en sus manos y con la ayuda
de la sirena se la apoya en la oreja y escucha sus sonidos.
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La sirenita le dice a Lucerito: todos estos regalos se
hicieron con mucho amor, tus amigos trabajaron
pensando en vos, las ostras, los cangrejos, los caballitos
de mar, los peces, los delfines y hasta los terribles
tiburones. Estos regalos no valen nada si no van
acompañados por tu calor, el calor del abrazo a tu papá,
de tus besos a tu mamá, el calor de tus manos que
acarician los rulos de tu hermana. Así que ahora
llevalos a tu casa, el sol ya está asomando y el día de
la familia ya está por comenzar.
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Y así se termina este cuento, que es un invento que nos gustó inventar. Por eso los invitamos a que vuelvan a empezar, pero esta vez no será en la playa, puede ser otro lugar, en el campo, en la montaña o tal vez en la ciudad...
Gracias Adriana Cistari por las fotos.